Ayer en la lectura de una bibliografía descubrí un concepto, que aunque lo ponemos en práctica intuitivamente me resultó nuevo escucharlo. El concepto es aprender/desaprender de Dalmasses. Descubrí la importancia de aprender conceptos, pero que la mayor importancia es la de desaprender, para reformular los conceptos y volver a aprender. Me pareció un punto de vista novedoso, por lo menos para mí. Y me gustó el ejemplo de Romero, cuando dice que el proceso de aprender/desaprender es como respirar, tomamos el aire , osea los saberes, los introducimos en nuestro interior, es decir los aprendemos, y luego lo expiramos, eliminamos es decir desaprendemos aquello que no nos resulta útil, dejando en el interior solo aquello útil para la vida.
Si este concepto lo traemos al jardín, y pensamos en nuestros alumnos, pensamos en lo rápido que ellos aprenden y desaprenden ¿será que ellos tienen menos que desaprender?, ¿será que ellos no se aferran a aquello que aprendieron? puede ser, pero la realidad es que ellos están dispuestos a cambiar su concepción de la realidad, están dispuestos a probar si lo que les decimos es verdad.
Mi primera experiencia en el aula fue muy rica, y todas las que le siguieron también, me encanta enseñar y los niños de jardín te muestran todos los días una nueva manera de ver el mundo, somos nosotros los que no queremos cambiar nuestra visión, o hablamos con ellos como si esto fuera siempre así y no hubiera otra manera de hacer las cosas.
Mi primer día en una sala de tres años, le dije a mis pequeños retonios, que ibamos a saludar a la bandera, y después iríamos a la sala, cuando veo que Lucio, sin hacer caso a mis recomendaciones se dirije hacia la sala. Le repito la directiva con mucha dulzura "Lucio antes de ir a jugar tenemos que saludar a la Bandera", el no peleó conmigo ni razonó diciéndome que era ilógico lo que yo le estaba diciendo para su mente de tres años, el decidió hacer el camino más corto. Se paró delante de la bandera, la miró levantó su mano en señal de saludo y le dijo "hola bandera" . Luego como si ya hubiera cumplido con su deber se dirigió a la sala a jugar.
Allí en mi primer día como docente tuve que desaprender, todo lo que sabía sobre dar "consignas claras" y replantearme sobre como debería hablar con niños de allí en adelante. Aprendí en ese momento, lo que tres años de profesorado habían dejado en mi teoría , pero ahora era realidad, "los niños tienen pensamiento concreto.
Antes de terminar les dejo otra experiencia que hizo repensar mi práctica docente y desaprender algunas concepciones, aprender otras y reformular algunas más. Ya como docente titular de la sala de cinco años, me dispuse todos los días a dar la clase de Biblia. Yo nunca había sido maestra de niños, pero me sabía las historias, me había aprendido los cantos y creía que dar una clase de Biblia para Jardín no podía ser muy difícil. Me dispuse a comenzar con las clases, y todo fue muy bien por un tiempo, hasta que un día me di cuenta, que aunque no lo crean se discute doctrina todos los días en las clases de jardín, y que los niños de 5 años pueden hacer preguntas más difíciles de responder que algún feligrés de hace años en nuestra iglesia.
Un día se planteó el problema de la inmortalidad del alma, otro día se planteó el problema de la alimentación acorde a lo que enseña la Biblia, hasta se planteó el debate de los tatuajes (los de los chicles), el debate de los dibujitos violentos, y como no podía faltar también apareció el debate del sábado.
Aunque no parezca, un cumpleaños en viernes de noche, una abuelita que falleció, un sandwich de jamón, ponen en el tapete las creencias que los niños mamaron en sus hogares y nos vemos las maestras jardineras en la obligación de contestar a partir de nuestros principios, con cuidado y amor.
Desde ese momento planteé diferente mis clases de biblia de Jardín, y cuando hablo de la creación, no solo pintamos, me tomo el tiempo de que pensemos porque dedicó Dios un día para cada cosa y un día especial para descansar. Tuve que desaprender mi rutina y aprender nuevas herramientas , pero los resultados son positivos, ya que si los niños se llevan solamente de mi salita la importancia de la Biblia y el amor a Dios, me sentiré feliz.